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El gran valle que robó mi corazón

Me emociona mucho contar mi experiencia en el Valle del Hilo de la Vida. Fue una experiencia realmente única explorando su arqueología y la compañía fue muy acertada. El Valle del Hilo de la Vida es un establecimiento turístico muy interesante y en constante desarrollo.

Este parque está localizado en el departamento de Lavalleja, es una joya turística llena de hallazgos arqueológicos, paisajes bonitos; rodeados de plantas y sierras, donde se practican terapias relacionadas con la meditación, el yoga y el encuentro del hombre consigo mismo.

Comencé mi recorrido de forma autónoma, sacando fotos de cada pequeño lugar que me llamaba la atención, mientras esperaba para realizar la visita guiada de la mano de Gustavo, propietario del lugar.

En este lugar hay varias estructuras de piedra en forma de conos, que son bastante parecidas a otras pre-construcciones nacionales e internacionales.

Por eso hablamos de un cambio dentro de la historia del Uruguay, por los descubrimientos que se han hecho en los últimos años, tanto este mismo como similares.

Los propietarios del lugar son muy amables ya atentos. Tanto Gustavo como Adriana tienen tarifas gastronómicas como hoteleras. Toda la decoración que se ve al llegar, como también al entrar, invita a quedarse a un buen precio.

Al comenzar la visita fuimos rumbo al Cerro Negro, encontrándonos con una naciente de curso de agua llamada "Hilo de la Vida", quede ahí proviene el nombre del establecimiento.

El Cerro Negro es algo tan especial, que sobre su ladera noroeste hay más de cien montículos de piedra distribuidos y orientados hacia el poniente.

Estos montículos están formados por piedra laja y chatas pequeñas, puestas sin material de unión.

Es decir, que están unidas de forma natural, siendo una estructura que se mantuvo en pie por más de mil años. Algunos miden casi tres metros de altura.

Según Gustavo, todo tipo de formaciones similares a las del Valle, se orientan hacia la puesta del sol, cerca de una vertiente.

Cada montículo de piedras está ubicado en diferentes puntos estratégicos, irradiando una energía diferente desde sus vórtices.

Cuando analizamos cada montículo, Gustavo nos proponía hacer un simple ejercicio que consistía en poner las palmas de nuestras manos hacia el sol. Al ser así, se puede percibir la energía ya que una mano queda más caliente que la otra.

A medida que percibíamos la energía y conversábamos entre nosotros, nuestro guía nos habló de cómo vivieron los indígenas en Uruguay.

En Uruguay vivió una macro etnia charrúa, cuya cultura era la de cazar. Se practicaba la agricultura incipiente, como también eran canoeros y pescadores. También practicaban la cerámica decorada y el tallado de piedra.

La demografía, las costumbres de los indígenas y su hábitat se vieron modificados por la llegada de los europeos y del ganado vacuno a comienzos del siglo XVII.

Al ser así, los indígenas se convirtieron en cazadores de vacas y terminaron diezmados por la viruela y la esclavitud por parte de los conquistadores españoles.

Los Charrúas fueron aniquilados en 1831 por las tropas de Rivera, primer presidente del gobierno republicano independiente.

Sin embargo, esto ni impidió que los indígenas de expandieran por varios puntos de Latinoamérica, principalmente los guaraníes que ocuparon las Misiones Jesuíticas.

Uruguay, llamado La Banda Oriental en esos tiempos, fue una región que se colonizó tarde.

Sus primeros pobladores llegaron por su pradera que era de muy buena calidad, por el ganado que dejaron los españoles en las llanuras que se estaba multiplicando, el puerto de Montevideo que era el único puerto natural del Río de la Plata, como también la disputa del territorio fronterizo entre España y Portugal.

Así cerré mi expedición al Valle del Hilo de la Vida. Volví contento a Montevideo prometiendo volver.

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