Espectacular aventura en Bicicleta al Cerro Catedral - Parte 2
- Pablo Gabriel
- 16 may 2018
- 2 Min. de lectura
Si me preguntan qué es lo que más me gusta del Uruguay, diría que son sus paisajes. Ahora que he andado por varios rincones de mi país puedo decir que Uruguay es perfecto para el turismo aventura. Su paz, sus paisajes y la calidez de su gente te dejan sin respirar.

La naturaleza es la riqueza mayor del Uruguay.

Aprovechando la oportunidad de continuar esta aventura, junto con José Pedro Domínguez de Con la Bici en la Bodega hemos descubierto paisajes y misterios los cuales nunca me imaginé que existían.

Para llegar a todos estos lugares tomamos la ruta 8 atravesando Pan de Azúcar, Minas, Villa Serrana y el Salto del Penitente. Yo me confié que iba a poder con todos esos repechos, ¡¡pero no!! Hay que estar entrenado para esta aventura, pues si no cuentan con un buen bidón de agua, se mueren por estar deshidratados. Hacía un calor inmenso y el sol estaba radiante. Mi amigo José me decía "estás seguro de que quieres seguir?" Pero sabía que si me rendía ya no era nada. ¡¡Gracias Espíritu Viajero!! Me hiciste dar cuenta que no estaba poseído y me ayudaste a llegar a la meta jaja.

Andando por los caminos se veían los paisajes hermosos de la sierra de Maldonado, nos quedábamos con la boca abierta y el corazón latiendo por la libertad que sentíamos y cada vez que estábamos perdidos, la briza nos guiaba. Si bien nos costó entrar en confianza con el sol que estaba bravo, pero se volvió nuestro aliado con el paso del tiempo, convirtiéndolo en nuestro gran compañero.
Es muy común cuando te mandas una aventura como esta que te mueras de calor y te sea difícil al principio, sin embargo cada vez se te hace más fácil, por lo que te recomiendo que vayas con los equipamientos necesarios, para no terminar como asado a la parrilla jeje.

Mulitas, Caballos, Ovejas y vacas nos iban apareciendo a medida que íbamos llegando al Cerro Catedral. A toda aquella persona que se nos cruzaba en el camino la saludábamos y la invitábamos a sumarse a nuestra aventura.
Yo estaba cansado y me dolía todo el cuerpo pero ya no quería frenar más. A pesar de que podía terminar convulsionando por falta de entrenamiento, tomé la decisión de seguir, sabiendo que si he de morir que sea feliz. El paisaje, el atardecer y la experiencia eran más fuertes que cualquier dolor.

En esta última foto pueden apreciar el paisaje que nos rodeó cuando decidimos parar para almorzar a horas del mediodía. Daban ganas de bañarse y dormir escuchando los sonidos de la nada y no volver nunca más a Montevideo.
La meta se acercaba y daban ganas de llorar de la emoción, ¿esto es real? ¿o es un sueño? Es un sueño hecho realidad!!!

Fue una de mis mejores aventuras. Uruguay es tan pequeño pero tan grande... Tenemos mucha variedad de paisajes unidos en la biodiversidad, belleza y tranquilidad; que si llegaste a leer hasta el final de este post, es porque te enamoraste tanto como yo.
Y ahora qué esperas?
No vas a aprovechar esta gran oportunidad?
Hasta pronto!
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